La tristeza desciende de la lluvia / un recurso admirable / pero mi alma despeñada / es intransigente / y aunque ya no le queda / tanto tiempo para sufrir / se reconoce culpable / de un dolor crónico.
-Oswaldo E. Blanco Muñoz
Forremos, pues, esta piel con letras y papel y plata y gelatina. Mostremos al público las lágrimas que te acarician para que sientan pena y odio, repulsión y deseo, por la vil panacea de tus heridas.