martes, 4 de abril de 2023

El Hervidor

Despertó antes que todos, de nuevo.

Envuelto en el maravilloso silencio ranquino dando traspiés caminó a la cocina a encender el hervidor. “Muy temprano todavía”, pensó.


A lo lejos chirrió una bandurria.


Luego otra.


“Tempraneras, las bichas”, pensó. La neblina dentro de la casa aún no se dispersaba. ‘Click’ y una lucecita roja por fin alumbró un poco. Pudo ver su mano como una sombra pasear sobre el hervidor.


Café… Café… ¿Dónde estaba el café? 


Tanteando, tomó el frasco de la repisa e inmediatamente supo que estaba vacío. Innecesariamente lo agitó para escuchar la cucharilla rebotar dentro. Innecesariamente lo abrió. Vacío. Oh, el olor igual le hizo sonreír. ¿Seis de la mañana? ¿Qué hora era? ¿Cuánto faltaba para despertar a los niños?


Otra bandurria.


Abrió el mueble y sintió como caía un paquete. ¿Galletas? Trató de meterle el pié para que no hiciera ruido, pero igual cayó de lleno contra suelo. Con el desgano de un trasnochado recogió las galletas y las dejó de nuevo en el mueble. La neblina se levantaba lentamente.


Ahí pudo verla, entre tinieblas… Una arañita, mirándolo de vuelta, alumbrada de rojo al lado del hervidor. Seis ojitos clavados en los dos de él. Ambos, araña y humano, saltaron. Sólo un poquito; un sobresalto, se podría decir.


Quedaron mirándose el uno al otro. Cada otro trataba de adivinar qué pensaba el uno. ¿Me irá a atacar? ¿Seré más rápido yo? Sin quitarse los ojos de encima.


A pito de nada comenzó a recordar su infancia. Desde siempre el miedo a esas criaturas extrañas, amenazantes. Desde siempre evitando acercarse cuando las veía. Pero esta vez había algo distinto… Algo que no sabía qué era. Como que podía ver que algo pensaba. ¿Pensaban estos bichos? Sentía, de pronto, esta conexión. Intrigante. Desafiante, incluso. Sentía como, de repente, lo entendían, con sólo esta mirada. El hervidor burbujeaba, el vapor entraba por su nariz. Se sintió pleno. Lleno. Casi feliz.


¡PLAF!


Apareció de un golpe una chala sobre la arañita.


“¿Ya hiciste el café?”, le dijo su pareja, con los ojos aún llenos de neblina.

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